La Directiva (UE) 2018/844, que modifica la Directiva 2010/31/UE de eficiencia energética de los edificios y la Directiva 2012/27/UE, relativa a la eficiencia energética, define un nuevo concepto de edificación que comporta un cambio radical en la forma de utilizar la energía en los edificios. El objetivo de la nueva directiva es facilitar la transformación de todos los edificios en edificios de consumo de energía casi nulo, siempre que sea viable técnica y económicamente.
Entre las novedades que plantea esta directiva podemos destacar:
Por tanto, a partir de 2021 la nueva edificación y la rehabilitación de la existente no solo deberá ser de alta eficiencia energética, sino que deberá contar también con energía renovable generada en el propio edificio, puntos de recarga para vehículos eléctricos y aplicaciones inteligentes interconectadas.
La transposición de la directiva deberá realizarse antes del 10 de marzo de 2020 y es responsabilidad de todas las administraciones públicas. Algunas entidades ya han desarrollado sus propios documentos:
Redactar nuevas ordenanzas e instrucciones municipales que incorporen los criterios de sostenibilidad y se promoverá que las ya existentes guíen las actuaciones tanto en urbanismo como edificación de la ciudad.
La eficiencia energética se consigue tomando medidas para la reducción de las necesidades energéticas, como mejoras en el aislamiento o en la autorregulación de temperaturas, pero también mejorando el rendimiento de los equipos de generación térmica y ampliando el uso de energías renovables. Es ahí donde la biomasa tiene mucho que decir.
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